Sin
perdón no puede haber relaciones interpersonales sanas, ni vida
familiar, ni convivencia social, ni reconciliación entre grupos humanos,
ni entre pueblos entre sí, pero cuánto nos cuesta perdonar.
Una de las grandes enseñanzas del budismo mahayana son estos 8 versos compuestos por Langri Tangpa Dorje Senghe. (1054-1123). Maestro Kadampa, discípulo de Potowa Richen, también llamado Langthanpa Cara Triste, porque nunca sonreía. Cuando pienso en todo el sufrimiento de todos los seres, ¿cómo es posible sonreír? dijo una vez.
Aunque todas las
enseñanzas budistas pueden entenderse como entrenamiento mental, específicamente las
prácticas del Loyong nos ayudan a eliminar de nuestro continuo mental el aferramiento a un yo
fantasioso,
alucinado, que es la causa de nuestro sufrimiento.
Claro que de buenas a
primera cuesta creer esto. Hemos sufrido mucho como para aceptar que todo nuestro
sufrimiento es mental. Parece un idealismo más. Parece otra estupidez. Pero justamente
nuestro sufrimiento nos crea los obstáculos que nos impiden entender esto.
Estamos atrapados en un círculo vicioso y no podemos verlo. Ni siquiera aceptar
la idea.
No poder abandonar
nuestras viejas creencias forma parte de ese sufrimiento mental. El ego no se
rinde. El ego nos susurra a cada minuto que si abandonamos nuestras creencias
estamos liquidados, y sobre todo, que cualquier enseñanza que hable sobre cómo
superar o abandonar nuestra visión del mundo, es errada. Nuestro aferramiento a
un yo
sólido (en realidad somos una sucesión transitoria de momentos), ese apego
desmedido a un yo majestuoso, soberbio, que incluso se engrandece con el odio y que es
insoportablemente autoindulgente, ese ego tan sublime a veces, nos dice que
cualquier enseñanza o práctica que ponga en peligro nuestra actual estado
de cosas es
una doctrina equivocada, es otro cuento para someternos, volvernos sumisos, bla
bla bla…
El ego es muy astuto y
goza con su sufrimiento, no cesa de proyectar sobre los otros o sobre el mundo nuestra
propia miseria. Spinoza no entendía porqué los humanos luchaban por la
esclavitud en vez de por la libertad, y Nietzsche hablaba de la conciencia que
es reactiva. El ego, nuestro adolorido ego, siempre lastimero, siempre
emocional, se defiende, se esconde tras sus defensas que son muchas –a veces un
complicado intelectualismo o su contrario, una indigencia increíble de
ideas—pero siempre nos juega sucio, su deporte es engañarnos, nos tiene bien
sujetos por el cuello --tan firmes que no nos permite literalmente respirar; por ejemplo,
¿sabemos respirar bien?--. Y nosotros no escuchamos, o no queremos escuchar. O
no podemos.
Las enseñanzas de Jesús o
Buda –no hablo de religión sino del mensaje espiritual-- son cuentos de camino,
pura encerrona, mensajes para los débiles y sumisos, comida para perdedores. ¡Cuánta
ignorancia nos quema vivos! ¡Cuánto sufrimiento hay en quien no puede perdonar
o tan siquiera sonreír!
Nuestro ego alucinado –siempre histérico o neurótico, la eterna víctima que todo lo exagera, que no puede guardar la ecuanimidad ni proyectar amor y compasión sin exagerar el dolor, que siempre anda juzgando, clasificándolo todo, poniendo orden en los otros menos en casa, es él y sólo él nuestro verdadero enemigo. Como diría Deleuze y Guatari, nuestro propio ministro del interior.
Nuestro ego alucinado –siempre histérico o neurótico, la eterna víctima que todo lo exagera, que no puede guardar la ecuanimidad ni proyectar amor y compasión sin exagerar el dolor, que siempre anda juzgando, clasificándolo todo, poniendo orden en los otros menos en casa, es él y sólo él nuestro verdadero enemigo. Como diría Deleuze y Guatari, nuestro propio ministro del interior.
En realidad las enseñanzas
de Jesús o Buda son un reto para todo quien de verdad quiera ver el mundo y el
dolor humano desde una perspectiva que no sea sólo la personal o la visión
estrecha y resentida de nuestro ego. ¿Somos capaces de aceptar que estamos
enfermos? Nos cuesta. ¿Enfermos? No por nada del mundo, el enfermo eres tú,
rápidamente parloteamos, casi siempre nerviosos o tensos. En verdad se necesita
mucho valor para reconocer que estamos enfermos, o a veces muy enfermos. Por
supuesto, llegar a aceptar que nuestra vida es un error (crece bajo creencias
erróneas, no puede sino ser un error, la gran estafa) es ya demasiado. Quien
habla o escribe, debe estar loco, decimos nosotros, los enfermos. Pero lo cierto es que
nuestro ego es la causa de nuestra debilidad –por muy soberbio o valiente que
parezca ser, por muchos alardes de valentía e intrepidez que muestre--.
Bertolt Brecht dijo que
los buenos pierden por débiles y no por buenos. Pero no podemos aceptar tampoco
esta idea. Es tanto el sufrimiento mental que pensamos que si somos buenos
seremos débiles.
Y ¿qué significa meditar? Familiarizar nuestra mente con…Es ese el significado verdadero de la meditación. Meditar pues en los 8 versos significa familiarizar nuestra mente con el contenido profundo de los 8 versos. Contenido profundo por otra parte significa aprehender, relacionarnos con los aspectos sutiles y no sólo los obvios de estas enseñanzas.
¿Quién es el principal afectado cuando nuestro corazón está lleno de odio y miedos? ¿Es nuestro supuesto enemigo el afectado o somos nosotros mismos que cargamos con la sombra infame de la miseria que nos vuelve cada día más débiles, enfermos, ofuscados, torpes, incapaces de generar amor y compasión incluso hacia nosotros mismos?
La palabra tibetana Loyong significa entrenamiento mental. Lo (actitud, mente, inteligencia, perspectiva) y yong (entrenar, purificar, remediar, limpiar). Aquí hay un enlace a un pequeño gran libro que puede ayudarnos a transformar nuestra vida. Su autor es el Dalai Lama, y el texto se llama justamente Adiestrar la mente, es un pdf. Su Santidad dio estas enseñanzas en la Universidad de Washington D.C. el 8 de noviembre de 1998.
La enseñanza de los 8 versos la recibí por transmisión oral directa de parte del Venerable Geshe Sonam Gyaltsen, en el centro Nagarjuna de Valencia, el año pasado. Desde entonces forma parte de mi práctica diaria.
Que todos los seres sean felices. Om maní padme hum.
Jorge Aguiar (el ignorante Lobsang Töndrup)
Los ocho versos para transformar la mente de Langri Tangpa Dorje Senghe
1.
Con la determinación de obtener el mayor beneficio posible de todos los
seres, que son más preciosos que una joya que concede los deseos, les
consideraré siempre como lo más querido.
2. Cuando esté en compañía de otros, me consideraré siempre como el más inferior, y desde lo más profundo de mi corazón consideraré a los demás queridos y supremos.
3. Vigilante, en el momento en que aparezca un engaño en mi mente, que me ponga en peligro a mí y a los demás, me enfrentaré a él y lo evitaré sin ningún retraso.
4. Siempre que vea seres que sean de naturaleza malvada y estén abrumados por acciones negativas violentas y sufrimiento, tendré en gran estima a esos tan raros, como si hubiera encontrado un tesoro precioso.
5. Cuando, debido a la envidia, otros me maltraten con abusos, insultos, etc., aceptaré la derrota y ofreceré la victoria a los otros.
6. Cuando alguien a quien he beneficiado y en quien tengo grandes esperanzas me haga un daño terrible, consideraré a esa persona como mi santo guru.
7. En resumen, tanto directa como indirectamente, ofrezco toda la felicidad y beneficio a todas mis madres --a todos los seres--. En secreto tomaré todas sus acciones dañinas y su sufrimiento.
8. Sin estar corrompido por las manchas de las supersticiones de las ocho preocupaciones mundanas, que pueda yo, al percibir todos los fenómenos como ilusorios, ser liberado de las ataduras del apego.
Traducido al inglés por Lama Zopa Rimpoché.
3 comentarios:
Hola, Jorgito:
Facebook, siempre tan chismoso, me devuelve a un amigo transfigurado por
las maravillas del budismo. La verdad es que celebro esta nueva etapa de tu vida. Permíteme comentarte que para mí el budismo es ante todo disciplina. La dura disciplina que te impone lo sagrado, el arduo ejercicio del "aquí y el ahora" sólo pueden ser sustentados por la sinceridad y la compasión. Ni siquiera el deslumbramiento que produce en los intelectos inquietos el descubrimiento de la psicología budista y todo el cuerpo teórico que trae consigo, hará que te sientes todos los dias, a despecho del sueño o el cansancio, a meditar en el rincón más silencioso de la casa. Es sólo en ese momento único y personal, en "desnudez y soledad", cómo decía Juan de La Cruz, en que caerán todas las máscaras. Un saludo de tu siempre amiga. Judit
Gracias,Judit, verdadera amiga de los tiempos verdaderos.
Sin perdón no puede haber relaciones interpersonales sanas,
ni vida familiar, ni convivencia social, ni reconciliación
entre grupos humanos, ni entre pueblos entre sí,
pero cuánto nos cuesta perdonar.
Cardenal Jaime Lucas Ortega y Alamino
No se puede perdonar a quien por cobardia, y ambicion
personal, para mantener la complicidad con el regimen
descarrilo la liberacion de mi patria del comunismo.
Mejor seria para el Cardenal
leer los siguientes:
Los capítulos (parvas) relacionados con la batalla,
del capítulo seis al diez, se consideran entre los más
antiguos del Majábharata.
OM
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