Los ignorantes no comprenden que lo que ven es la
mente viéndose a sí misma.
Buda en el Lankavatara Sutra
Las palabras no tienen valor si la experiencia no vale para nada.
El proceso de conocer el mundo está
contaminado y por ello existe la filosofía.
Si pudiésemos
conocer la realidad de manera no
contaminada –es decir, si nuestros sentidos y nuestra mente no nos engañaran
como en efecto lo hacen todo el tiempo, si no perturbaran nuestra visión del
mundo y de la vida-- no necesitaríamos filosofía.
De ahí que cualquier
yoga que nos ayude a una comprensión
del mundo que no sea la propia ilusión que tenemos del mundo, es un camino que libera
del sufrimiento.
¿Y por qué
he de admitir que existe dicha contaminación?
La realidad
nos preexiste. El mundo está ahí y es
como es sin importarle tus deseos ni secretas esperanzas. Mientras más rápido se acepte esto, mejor. Por ello para
intentar entender (el concepto de) la vacuidad es apropiado o recomendable partir de la comprensión
de que la realidad está vacía de nuestras proyecciones mentales. No es suficiente pero es necesario este paso.
La
contaminación existe porque es parte de nuestras interpretaciones, de nuestro
proceso de conocer el mundo. ¿Y si estamos dominados por el sufrimiento, por
las emociones negativas o aflictivas –odio, resentimiento, miedo, envidia, codicia,
etc—¿qué podemos esperar sino una visión
perturbada de cuanto nos rodea?
Una vez que
nos retiramos del mundo –olvídate de
la cueva, puede ser en nuestra habitación— que nos
aislamos para hallar el olvido de sí,
una vez que la mente abandona poco a poco sus fijaciones neuróticas --¡nuestra
cultura es un culto a la neurosis!-- comienzan a caer entonces los
condicionamientos, nuestros queridos roles, y a medida que van cayendo una a una
las máscaras que nos desfiguran el verdadero
rostro, nos vemos más solos --¡pero no solitarios!-- es decir, cada vez más
libres. Justo es cuando no hay que rendirse. Justo es cuando hasta el mismo
Buda aparece como la ilusión que es.
Reconocer
los condicionamientos de uno mismo es
un pequeño gran paso en el camino hacia la felicidad.
De lo
exterior a lo interior. No hay otro camino. Pero sin olvidar que exterior e
interior son la misma cosa.
No hay nada individual. Nada existe sino en
relación con algo. Mi personalidad es
una ilusión si la considero algo personal.
¿Y la experiencia directa que tenemos y que
sólo podemos ver en sus resultados es todo lo que hay?
Una parte
de nuestra actividad mental se pierde en el proceso de la propia experiencia
que tenemos, es decir, se vuelve inconsciente. Más tarde sólo podemos ver los
frutos que tal vez no nos gusten –y entonces nos quejamos de la vida sin razón
o culpamos a otros-- y así, sin saberlo, volvemos a sembrar las causas que otra
vez nos llevarán al sufrimiento. La
experiencia marca la tendencia que marca la experiencia. Eso es el Karma.
Un día me dije: no quieras liberar al mundo, libera tu mente.
En palabras de Bukowski: comienza por la cocina.
Un día me dije: no quieras liberar al mundo, libera tu mente.
En palabras de Bukowski: comienza por la cocina.
El ignorante Lobsang Töndrup.
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